viernes, 25 de mayo de 2018


Cambiar la mirada. La educabilidad en cuestión. Alcances y limitaciones de los aportes de la psicología educacional al campo educativo/escolar
Introducción
            Desandar desde la mirada de la psicología educacional la idea de educabilidad implica repasar parte del recorrido conceptual y operativo que desde diversas corrientes han abordado el desarrollo ontogenético del niño, sobre todo en el ámbito escolar. La propuesta que aquí se presenta recorre por un lado ese camino y por otro algunas experiencias personales (familiares y de ejercicio de la docencia) sobre las implicancias analíticas y políticas que los abordajes psicológicos han realizado a la educabilidad del sujeto-alumno en la escuela.
La noción de educabilidad
            Aunque para Ricardo Baquero (2004) las nociones de fracaso escolar masivo y de educabilidad, reclaman un cuidado y una rigurosidad en su definición, resultan de un indudable utilidad conceptual para recorrer y proponer algunas ideas que permitan recuperar el carácter histórico o las tendencias especificas que a lo largo del proceso de masificación escolar se han utilizado para referirse a los sujetos de/en la educación.
            Un recorrido sobre el término nos coloca en posición de revisar y presentar el debate en torno de las unidades de análisis de las cuales se ha hecho uso para abordar la especificidad de los aprendizajes escolares, en las cuales, a decir de Ricardo Baquero se ha confundido el síntoma con la causa cuando se la atribuye a la idea de déficit que portarían los alumnos[1]. Del derrotero conceptual haremos hincapié en las perspectivas interaccionistas y socioculturales, que discuten y amplían la cuestión abriendo un debate que todavía tiene muchas preguntas por responder y formular.
Sobre cierta versión estándar
            Cuando Emilio Tenti (2004) plantea como eje de las posibilidad de aprendizaje en condiciones de pobreza y exclusión, lo hace cuando estábamos saliendo de la crisis del 2001/2002, está planteando una idea sobre la educabilidad asociada a la pobreza y exclusión social situación que había tornado masiva para ese entonces, instalando fácticamente en el debate del foro de educación una asociación casi excluyente entre el fracaso escolar (la no educación) con la exclusión social.
            Reconocer que las implicancias sociales juegan un papel para el éxito escolar ha sido la tarea que durante varios años la sociología a pregonado desde fines de los ‘60 con los aportes de los teóricos de la reproducción como Pierre Bourdieu. Esta visión sigue siendo de gran auge explicativo/normativo, contribuyendo a consolidar la noción de déficit puesto en los individuos, instalando además la noción de fracaso o de educabilidad como una cuestión social; puesta por fuera de la escuela, en un contexto como el argentino, que al inicio del milenio tenia a muchos niños y jóvenes de sectores populares (bajo la línea de la pobreza, un  50% en el año 2004) dentro del sistema educativo.
            Pero como afecta este contexto en los sujetos? Como influye en la noción de déficit? A caso la pobreza tal cual la registran los indicadores es homogénea? Que sería lo social puesto en la escuela?  Recuperando la intervención de Baquero en el foro de educación de 2004 la sospecha del déficit puede estar puesta en esas condiciones sociales que afectan la alimentación de los niños.  Esto plantea otro problema; dado este supuesto por cierto confronta con otra idea; quien es responsable de generar las condiciones de educabilidad por lo menos en estos términos? Las familias, el individuo, el estado? La ley federal de educación reservaba un rol diferente a los tres en los años ‘90 y en ese contexto la pobreza alcanzo los niveles más altos. Por ese motivo intuyo que Baquero toma precauciones en el debate pues la noción de déficit social puede recaer casi como exclusiva responsabilidad de los sujetos y las familias, frente a lo que debe poner el estado como si existiere correspondencia entre las entidades a modo de corresponsabilidad. Pero también desliza otras cuestiones que se corren del déficit alimentario y tiene relación con la idea de des/motivación, como si el proyecto escolar no fuera compatible con los deseos y proyectos de los estudiantes, cuestión que nos resitúa en la escuela y en las practicas pedagógicas, asunto que muchas veces invita a la posible reducción del tema a variables personales.
La preeminencia de la mirada sicológica
            Frente a esta mirada que presenta el problema situándonos en la escuela, planteo que el discurso Psicológico ha tenido una fuerte preeminencia. En este sentido creo conveniente hacer una diferenciación, pues las voces en el ámbito escolar donde quiero situarme plantean claramente esta cuestión, no ha así cuanto más nos alejamos de la escuela, pero lo que quiero destacar es el modo pues no es el mismo discurso se trate del uso que le dan los docentes y equipos directivos a los aportes de la sicología educacional, respeto de la educabilidad de los sujetos, que el que la propia ciencia educacional  ha aportado al hecho escolar, donde lo que prima es el acto político del discurso (de enunciar), al cual más adelante me referiré. Pero primero rastrearemos los aportes que la psicología educacional ha planteado como más auspiciosos en los últimos años a partir del giro constructivista y situacional.
El aprendizaje y  el aprendizaje escolar 
            La experiencia escolar es un tipo particular de experiencia social por lo tanto es necesario ponderar el carácter histórico y artificial de las practicas escolares (Baquero y Terigi, 1996), en su doble condición como proceso de cambio cognitivo y como experiencia social particular que propone un tipo de trabajo cognitivo particular a los sujetos con cierta intensidad. Aquí se hace necesario diferenciar o presentar cierta tensión entre entro lo que se denomina procesos de construcción de conocimiento en contextos cotidianos o “de desarrollo espontaneo” y la construcción del conocimiento en el contexto escolar que nos lleva a diferenciar lo que la tradición psicología educacional a planteado; la diferencia entre el aprendizaje y el aprendizaje escolar, pues parte de la tensión política que históricamente se observó entre los aportes o teorías psicológicas y el uso que desde los ámbitos escolares se ha hecho de ellas amerita la diferenciación.
            Rastrear esta diferencia implica rastrear los vínculos entre sicología y educación, Cesar Coll (1983) repasa diferentes hitos del vinculo, siempre emplazado por la pretensión que persigue la pedagogía de convertirse, a través, de los aportes de la sicología, en ciencia, pretensión que se desbarata  por la dificultad de integración de los múltiples resultados de investigación en el campo, pero también por la aparición de nuevas disciplinas[2]. En este sentido destaca los aportes de Piaget a la teoría genética, que buscaba responder el paso de un estado de menor conocimiento a otro de mayor conocimiento vinculado estrechamente con la construcción del pensamiento racional, ligado al conocimiento científico, pero cuyo atractivo, paso por asociar conocimiento científico con contenido escolar, inevitablemente la acercó a la educación, en medio de un clima de reformas educativas. Para Coll esto implicó un cambio en el modo en que los aprendizajes escolares fueron planteados, donde el desarrollo de estructuras intelectuales paso a ser un fin en sí mismo del aprendizaje escolar. A mi juicio no hizo más que consolidar la idea de estadios evolutivos que de otras tradiciones académicas de la psicología, la escuela heredó, sin embargo deja como legado cierta inquietud sobre si el trabajo escolar, una idea por lo menos inquietante; que sobre el niño se debe procurar potenciar al máximo el desarrollo en cada estadío, lo cual deja en un segundo plano al contenido escolar cuya finalidad pasa a ser funcional al desarrollo.
            Sin embargo los desarrollos ulteriores buscan dar cuenta de una diferenciación progresiva entre el proceso de enseñanza/aprendizaje y el desarrollo cognitivo, en el cual los contenidos escolares, no solo los contenidos de tipo racional científico, constituyen un tipo particular de objeto, objeto de apropiación progresiva por el sujeto, situación que instaura la idea de un proceso activo de elaboración.
            Esta posición  que instaura abre un dialogo entre las TSG y la práctica educativa instaura al nivel de las teorías del campo de la sicología educacional un desplazamiento hacia un modelo explicativo,  un desplazamiento de la unidad de análisis, centrado en el individuo hacia una el proceso de interacción sujeto/objeto que se conoce como giro constructivista que comienza a tratar de explicar los procesos de desarrollo donde lo social puede cumplir un papel activante o formante.
            Este proceso de creciente peso en la unidad de análisis que pone énfasis en la interacción  tiene un capitulo mas, el desarrollado por los enfoques socioculturales (Baquero, 2010) o desarrollos vigoskianos o neo vigosquianos[3] cuyos aportes teóricos afirman que “todo proceso psicológico superior se origina en el plano inter psicológico y se reconstruye en el plano intrasicológico, en el cual la interiorización no es una copia, sino que constituye una actividad intersubjetiva mediada semióticamente”.  El debate de estos desarrollos es amplio y variado destacándose la idea de dialogo entre esta perspectiva y los escenarios educativos planteando la posibilidad de cursos de desarrollo especifico, a veces como continuidad, otras sin vinculo alguno, entre la construcción de conocimientos de la vida cotidiana y los de tipo escolar[4].
            Otra disyuntiva en el ámbito de los desarrollos propuestos hace referencia a este problema haciendo hincapié en las jerarquías genéticas de los procesos  psicológicos, donde  los procesos avanzados se forjan en la escuela, por el cual los sujetos adquieren un creciente control de los instrumentos semióticos, convirtiéndose estos a la vez  en instrumento y análisis a partir de la apropiación del conocimiento académico/científico, entendido también como adquisición creciente (dominio) o acceso descontextualizado de los signos. Baquero plantea que no ha sido feliz las implicancias del término pues para referirse al fracaso escolar se usa con laxitud el termino, pero la implicancia del concepto es otra, hace referencia a proceso de abstracción creciente en el uso semiótico de los signos, y como la referencia a la semiótica es clara, la utilización del término abstracción sí está presente como logro o condición sin ecuanón del aprendizaje escolar, es decir, lograr que el sujeto escolarizado se apropie de herramientas que permitan mayor abstracción. La literatura escolar fundamenta los NAP (núcleos de aprendizajes prioritarios) como formas de trabajo con saberes que impliquen una complejidad creciente de las operaciones cognitivas que deben desarrollar en cada etapa los estudiantes. Es en este sentido que Baquero hace referencia al uso del término, advirtiendo que se ha confundido  muchas veces esta imposibilidad de logro de saber descontextualizado con la imposibilidad de razonar, cuando los estudios de Rogolff (1993) claramente demuestran que los sujetos no escolarizados optan en la resolución de diferentes situaciones propuestas por un tipo de resolución que apela a categorías funcionales, esto me lleva a pensar que estamos refiriéndonos claramente a otra forma de resolución problemática más que a una categorización jerárquica de las operaciones cognitivas.
            Siguiendo a Baquero (2009) dentro de los enfoques situacionales una de la categorías que mas uso frecuente a tenido para el análisis e intervención en ámbitos educativos es la de Zona de desarrollo Próximo, como tal si bien ha sido formulada como una teoría para comprender el desarrollo humano, su uso especifico acompaño a otro concepto de utilidad como el de “andamiaje”, su uso más frecuente se refiere a la diferenciación entre lo que se denomina zona de desarrollo real, que designa aquellas situaciones en la cual por su desarrollo cognitivo el sujeto es capaz de resolver actividades autónomamente y otra de desarrollo potencial, en la cual la resolución  de actividades es resuelta con colaboración, la diferencia entre ambas se la denomina Zona de desarrollo próximo. Su utilidad permitía acceder al conocimiento del proceso de desarrollo cognitivo del sujeto. Se relaciona con la idea de  andamiaje pues lo que propone es conocer el proceso gradual en la delegación de tareas y sobre el control de estas por parte del adulto hacia el aprendiz. La pregunta que me hago dada la definición es esta idea por lo menos así presentada tiene que dialogar con lo que se pretende, en tanto definición social y educativa, como proceso de desarrollo, definición generada colectivamente (Vigotsky estaba preocupado sobre todo en su tiempo en la compleja relación entre los conocimientos cotidianos y los científicos, en Daniels, 2005 en Baquero, 2009). A mi juicio el peligro de la categoría presenta dos problemas, uno el pensar que el desarrollo puede ser independiente de los saberes, pues puede dar origen a una interpretación de que lo importante es provocar ese desarrollo en el sujeto con relativa independencia de los conocimientos a adquirir y la otra una interpretación que resitúa en el sujeto la problemática de no alcanzar ese desarrollo potencial[5].
Sobre la educabilidad, Experiencias escolares,
            El trabajo realizado por Silvina Cimolai y Ana Gracia Toscano, me permitió religar algunas experiencias personales; el hecho de tratarse de experiencias personales no le quita sustantividad a las reflexiones que se presentan[6]. El registro de experiencias tiene dos orígenes mi actividad como docente y como padre de un niño “en edad escolar”. Es necesario aclarar que la presentación de la experiencia solo es un recorte, una reconstrucción que hago desde mi perspectiva, por lo tanto la idea de experiencia que planteo se refiere a la idea de vivencia como una forma de recuperación desde el presente de acontecimientos del pasado.
Recortes situacionales…
            Primera situación El proceso de aprendizaje de la lecto /escritura de mi hijo no fue una tarea sencilla, estuvo cargada de contratiempos. Entre varias anécdotas, seguro que no del todo felices ni mi hijo, ni para mí,  está la del copiado (a decir de su maestra tiene que ablrandar la mano) de texto muy frecuente en primer grado. En efecto siempre que miraba el cuaderno me encontraba que mi hijo copiaba “sin respetar” (cursivas mías, denota cierto carácter normativo) los límites del cuaderno y era también un reclamo frecuente de la docente, durante meses me cargue de preocupación pues seguía copiando en la escuela de la misma manera, hasta su abuelo le compro un pizarrón, fue en ese momento que advertí con claridad un detalle que se pasaba por alto, entre tantas cosas que solíamos decirle le decíamos que copie tal cual la docente copiaba en el pizarrón, sin advertir, que eso, que le pedíamos al copiar en el cuaderno, que copie tal cual! Y siempre nos miraba con un dejo de desconcierto, le decíamos que estaba mal y agarrábamos la goma y a borrar! Hasta que un día al ver el cuaderno, antes de marcar por enésima vez el error, noté que estaba tal cual en el pizarrón de casa. Fue advertir el “error” en nosotros, el cuaderno no era igual que el pizarrón.
            Segunda situación Una referencia a un hecho también familiar pero de indudable utilidad conceptual. En el año 2006 mi hijo cursaba el primer grado, y al finalizar el año, la docente comentaba que mi hijo aun no sabía leer ni escribir y que era necesario consultar una psicopedagoga, pero la recomendación era que no sea la psicopedagoga del gabinete de la escuela.
Con mi esposa decidimos hacer la consulta pero con la psicopedagoga del colegio, ya que contando el colegio con la profesional, nos parecía innecesario recurrir, vía obra social, a una sicopedagoga/o externo. Después de varias entrevistas a mi hijo la profesional nos convoca. Nos comento en líneas generales que no veía nada raro 8otra ves el carácter normativo) con mi hijo y nos pregunta el porqué de la entrevista, comentamos que la docente pedía una consulta con un profesional dadas las dificultades que plantea mi hijo  en el aula. Luego nos dice que la adquisición de la habilidad de escribir y comprensión lectora, el niño la puede adquirir como conocimiento entre los 6 y 8 años y que era contraproducente insistir en que dicha habilidad o conocimiento se imponga como necesario en el primer grado.
            Tercera situación Corría el año 2011, mi hijo cursaba el sexto grado, en su libreta sus notas eran malas (que no es lo mismo que decir bajas) cinco de seis materias a diciembre y marzo, con mi esposa decidimos consultar un psicopedagogo, para que nos pueda ayudar, pues era un situación recurrente los ultimos años, después de 8 sesiones nos convoca a su gabinete de trabajo y nos expone sus impresiones. Lo primero que nos dijo fue que no trabajo nada referido a la escuela y se centro en otras cuestiones, a su criterio más importantes, lo primero que nos dijo saben cómo los ve su hijo a ustedes? Cómo? Preguntamos. Como un volante al que puede manejar y frente a eso nos dijo; él sabe perfectamente quien de los dos le dirá que si frente a un pedido determinado y de esa manera obtener lo que quiere, es importante que hagan dos cosas, que digan no y que como padres acuerden como trabajar con él y que delante de él no peleen, ni se contradigan, mientras crea que alguno de los dos no acuerde con el otro y mientras no le digan no, él siempre sentirá que puede obtener lo que quiere, y eso incluye el trabajo escolar , es importante que se sienten todos los días con él, le vean la carpeta y controlen sus tareas, que lo acompañen.
            Las situaciones presentadas de esta manera también construyen una intencionalidad, predisponen a una mirada que se posa en el sujeto que debe aprender, y esa mirada que se para en sujeto, es una mirada que refuerza tanto la familia como la escuela; aun reconociendo el peso de la escuela en la construcción, la familia refuerza lo que dice la maestra o la escuela y sobre esas cuestiones se construye una idea sobre el acierto y el error, lo esperable para un niño de su edad, es decir hace foco en el sujeto como problema, cuando al igual que Baquero (2009); y Cimolai y Toscano (2008), se confunde el síntoma con la causa; se confunde el problema y se coloca al alumno como problema.
            Lo segundo que quiero considerar es los objetivos educativos; pues para la profesional y para la maestra claramente la adquisición de las habilidades de escritura y lectura merecían plazos distintos de trabajo. Aquí se advierte esta cuestión que a lo largo de la cursada hemos trabajado cuando analizábamos las teorías sicogenéticas, se confunde el desarrollo  cognitivo con las cronología escolar, una de las distorsiones clásicas de las teorías psicológicas, que sigue ordenando los sentidos de la intervención escolar y profesional, a pretender instalar a partir de un saber psicológico una “secuencia normalizada” (Cimolai y Toscano, 2008) y esperable en torno al desarrollo de la lectoescritura.
            El tercer elemento que aparece es la clara preeminencia del relato psicológico, no solo en los sentidos que Cimolai y Toscano plantean, que en los legajos la voces están jerarquizadas, sino también en el modo en que la maestra hace uso de ciertos enfoques psicológicos, además se advierte cierto conflicto entre la maestra y el gabinete, pues la docente sabe del peso que el gabinete tiene, a la hora de establecer disposiciones, a partir de la elaboración de los legajos, sabe de las implicancias políticas, por eso pide recurrir a un agente externo pues es consciente que “su voz” en el legajo no tiene el poder que tiene en el aula.
            El cuarto elemento que destaco de las situaciones, es la parcialidad del relato, parcialidad entendida como modo fragmentado de reconstruirlo, lo cual permite inferir que para ser revisitado es necesario incorporar no solo a otros actores, sino otras circunstancias como los saberes, pero también las circunstancias en que esos saberes eran puestos en juego, claro está que la escuela o el salón de clase no son lo mismo, que el trabajo en la casa, a la hora de realizar las tareas, no es similar el oficio de ser alumno que el de ser hijo en la exigencia de resolución de la tarea, se juegan otras sensaciones como de tipo afectivo pues no es el docente el que está en frente, están su padres.
            Y es en esta dimensión que la tercera situación trabaja en profundidad, la idea de andamiaje en términos afectivos y disciplinarios a modo de redefinir el vínculo padres/hijo para apuntalar la actividad escolar, como quedo descripta en la situación.
            Una lectura del informe de diagnostico permite identificar las cuestiones del trabajo que él sicopedagogo realizó con mi hijo, donde hace una descripción de cuál fue su conducta durante el diagnostico, sobre como resolvió actividades, sobre ejercicios de memoria y además describe que su nivel de desarrollo es acorde a su edad cronológica, que discrimina semejanzas y diferencias, que hace analogías y categorizaciones, que el esquema corporal es completo, el sondeo de maduración es adecuado perceptivo y motora es acorde a su edad (hasta donde me informe forma parte del test sicométrico de Bender). La única observación que hace es que su nivel de aprendizaje hace referencia a una dificultad para abstraer conceptualizaciones cuestión que dificulta su adaptación a materias como ciencias naturales, lengua, ciencias sociales e idioma extranjero.
            Esta descripción se acerca mucho a lo Cimolai y Toscano (2008) identifican con las tradiciones del individualismo metodológico, una tradición que pone la educabilidad en términos de posesión interna del sujeto, donde si bien se destaca el contexto, este no es central para la interpretación, es con-texto, bordea al texto, entonces se hace un rodeo, pero el prisma con el cual se evalúa sigue siendo el mismo, y en este caso el trabajo de sicopedagógico en lo estrictamente vinculado a su diagnostico lo religa con las interpretaciones y en los términos que la escuela pone en cuestión.
A modo de cierre, reflexiones de último momento
            En más de una ocasión mientras enseñaba matemática a mi hijo y me invadía la idea de pensar que él no estaba maduro para determinados contenido y otros los manejaba con cierta autonomía, sin saberlo estaba aproximándome a la idea de estadío, pero también a cierta interpretación de ZDP, porque podía describir claramente que ejercicios podía resolver autónomamente y en cuales necesitaba “auxilio”.
            En mi instituto terciario una de las variables que manejo con mayor flexibilidad en mi trabajo escolar, es el tiempo (variable organizacional del trabajo escolar), entendiendo que el tiempo puede mejorar la posibilidad de que el alumno se relacione con los saberes propuestos como obligatorios, un poco por la convicción de que la cronología escolar genera sobre el fin de los cuatrimestres un cuello de botella, porque es el momento de los exámenes y también por la creencia de que eso facilitara las lecturas. Pero no funciona en todos los casos, y posiblemente este confundiendo el síntoma con la causa y no esté dando lugar a otras posibles interpretaciones como la descontextualización de los contenidos o a otras variables situacionales, reduciendo a ese sujeto al alumno, y a la situación, a como se relaciona con los textos propuestos (mirada que reduce la mirada a la interacción sujeto objeto), borrando su historicidad, mientras le propongo a ese sujeto ser otra cosa a partir del trabajo escolar, desconozco su historia, me desconozco a mí como parte de ese trabajo y en eso se juega el debate con el dispositivo escolar.
            Es necesario recordar, para los que trabajamos cotidianamente en ámbitos escolares debemos entender la escolaridad, en tanto dispositivo de la modernidad, como una manera entre otras de dar tratamiento a la niñez y a la juventud. Para Ricardo Baquero y Flavia Terigi (1996:1) el proyecto escolar en tanto “dispositivo que produce y que debe producir para subsistir puesto que para ello existe” es un proyecto político, por lo tanto desnaturalizar nuestra mirada constituye el primer paso para entender el carácter artificial del dispositivo que produce “formas particulares de desarrollo”
            Si bien las situaciones presentadas hacen hincapié en la tensión escuela-familia y en la enunciación de las mismas como problema principalmente psicológico donde predomina un discurso que hace foco en el desarrollo cognitivo, me parece necesario mencionar que “las salidas” a las situaciones planteadas como problema pueden ser pensadas y desarrolladas teniendo en cuenta otros enunciados posibles, y aquí me refiero considerarlas unidades de análisis más amplias, que permitan incorporar, en la complejidad de los casos, otros elementos, sean de carácter constructivista o de cuño situacional, en este último caso creo que la variabilidad analítica de los enfoques socioculturales aun tienen mucho para dar.
            Discutir la educabilidad de los sujetos por lo menos desde el modo que lo he intentado abordar a partir de los cuestionamientos de los giros constructivista y situacional, ha tenido como objetivo solo discutir algunos lineamientos que el propio termino a generado como debate, ha quedado afuera de la discusión parte de los debates más amplios que a lo largo de la cursada hemos abordado. Este recorte intencional lo vinculo con parte de la crítica que como sociólogo, nos han hecho en estos últimos años, relacionada con el abordaje de la dimensión social de las prácticas escolares; que ha sido escasamente abordada o  al menos es de intervención reciente en las investigaciones sociológicas. Y estas dos perspectivas teóricas dialogan con mi formación. En este sentido rescato el planteo de Carlos Skliar (en Cimolai y Toscano, 2010), en el cual la construcción social del alumno y sus características se instalan a nivel discursivo, constituyen una cuestión de retorica sociocultural. De-construir los discursos esencialistas y dejar de hacer foco en los sujetos de la educación en términos de sospecha para  resituar la mirada en las situaciones es también una posibilidad de redefinir las condiciones de educabilidad.



Bibliografia consultada
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Baquero, R. (2002) “Del experimento escolar a la experiencia educativa. La transmisión educativa desde una perspectiva psicológica situacional”. En Perfiles educativos. Tercera Epoca. Vol XXIV. México.
Baquero, R. (2012) “Alcances y límites de la mirada psicoeducativa sobre el aprendizaje escolar: algunos giros y perspectivas” en Revista Polifonías UNLuján. http://www.polifoniasrevista.unlu.edu.ar/sites/www.polifoniasrevista.unlu.edu.ar/files/site/POLIFONIAS%20N%C2%B01.%20Sept-Oct.%202012.pdf
Baquero, R. (en prensa) “De las dificultades de predecir: el fracaso escolar en los Enfoques Socio Culturales” en Maurizia D' Antoni, Victoria González y Wanda Rodríguez (coords) Vygotski y su legado en la investigación en América latina, San José: INIE-U. de Costa Rica.
Baquero, Ricardo (2001) La educabilidad bajo sospecha, en Cuadernos de Pedagogía Rosario Año IV n 9, 71-85. 2001. Centro de Estudios de Pedagogía Crítica, ISBN: 987-1081-37-5  http://www.porlainclusionmercosur.educ.ar/documentos/educabilidadCuadernos-Baquero.pdf
Baquero, Ricardo (2009) “ZDP, sujeto y situación. El problema de las unidades de análisis en psicología educacional.” En Actualidades Investigativas en Educación Revista Electrónica publicada por el Instituto de Investigación en Educación Universidad de Costa Rica. Volumen 9, Número Especial, 2009 http://www.redalyc.org/pdf/447/44713052009.pdf
Baquero, Ricardo, (2010) Psicologia educacional (aportes para el desarrollo curricular) Ministerio de Educación de la Nación. Buenos Aires ISBN 978-950-00-0764-1 Instituto Nacional de Formación Docente.
Baquero, Ricardo. (2006). “Del individuo auxiliado al sujeto en situación. Algunos problemas en los usos de los enfoques socioculturales en educación”. Revista Espacios en Blanco. Serie Indagaciones, (16), NEES/UNCPBA http://www.redalyc.org/pdf/3845/384539798006.pdf
Castorina, J. A. (2012) “Piaget: perspectivas y limitaciones de una tradición de investigación” en Mario Carretero y José Castorina (eds) Desarrollo Cognitivo y Educación, Vol 1.
Cimolai, S. y Toscano, A (2008) ¿Atrapados sin salida? Concepciones de educabilidad y alumnos en problemas en Baquero, R.; Pérez, V.; y Toscano A. (Comp) (2008) Construyendo posibilidad. Apropiación y sentido de la experiencia escolar. Rosario: Homo Sapiens.
Coll César (1983) "Las aportaciones de la Psicología a la Educación. El caso de la Psicología Genética y de los aprendiza­jes escolares" en  Coll C. Psicología Genética y aprendizajes escolares, Siglo XXI, Madrid
Lopez, N. y Tedesco, J. C. (2002) “Las condiciones de educabilidad de los niños y adolescentes en América Latina. Documento para discusión. Versión preliminar.” IIPE-UNESCO, Bs. As.
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[1] Significante hecho a los sujetos en la especificad del espacio escolar.
[2]  Como la sociología de la educación, la economía de la educación, la educación comparada y la planificación educativa
[3] Esta ruptura o corrimiento de los enfoques centrados en el individuo no ha estado exento de críticas por la posibilidad de reducir lo subjetivo a los social.
[4] El debate en este sentido despliega el abanico de posibilidades de analizar y explicar el modo en que dialogan estos mundos, el de la vida cotidiana y el escolar, de si es posible sustituir las representaciones del sentido común por las representaciones que ofrece la escuela, o al menos comprender que dialogo existen entre ellas pues hay evidencia no tanto de sustitución sino de resistencias y de convivencia entre ambas representaciones.
[5] Para comprender la diferenciación es necesario retomar a Chaiklin  (en Baquero, 2009: 12) quien diferencia entre ZDP subjetiva y objetivo,
[6] Es sabido como analíticamente el caso puede alumbrar otras situaciones, aun así no se está exento de usos políticos y normativos.

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